El clásico botijo de barro es una buena solución veraniega para poder beber agua a una temperatura agradable sin muchas complicaciones. En verano siempre llevo dos botijos en la conejera cuando el calor aprieta. Como el material es poroso, el agua moja la superficie exterior permanentemente que, al evaporarse, hace descender la temperatura. De este modo podemos conservar fresquita el agua almacenada en el botijo. Por supuesto, no sirve un botijo con la superficie exterior esmaltada. Si la humedad relativa es muy elevada, habrá poca evaporación y, por lo tanto, tampoco funcionaría muy bien. En general, da muy buenos resultados.